¿Por que?

Corría el año 2014, y me empecé a interesar por la política. El tener opinión me daba poder. Y además me hacía entrar en el mundo de los adultos. Como dice el mito: "Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica" Pues yo caí en eso, y en el mundo de Twitter empecé a leer cosas de la autoproclamada izquierda. Pero claro, entrar en la izquierda requería de un pack. Recuerdo alegatos de odio a España, odio hacía la derecha, y considerar que esta era "mala", que nosotros éramos los buenos y teníamos razón, y descubrí la tremenda injusticia que ocurrió en la guerra civil española. La injusticia se basa en que la perdimos. Celebré como una victoria personal la victoria de Manuela Carmena, y en el fondo de mi móvil portaba con orgullo (y sin saber mucho que era aquello) la bandera republicana. Teníamos razón, y éramos los buenos. La derecha era rancia y representaba lo peor que podía ser el ser humano. 

Fueron pasando los años, y seguí con mi indefinición dentro de mi ideología. Recuerdo el referéndum del 1 de octubre de 2017. Defendí que la policía era criminal al cargar contra unos pobres inocentes. Pero dentro de mi pasaba algo. Mis emociones y sentimientos decían que no, que mi país, tal y como lo había conocido no se podía romper, o sino se rompían las piezas de un puzle dentro de mi. ¿Sería ansiedad ante el cambio? No se. Lo único que se es que cuando vi a Puigdemont declarando la independencia, todos mis alegatos ante el estado "fascista" y dictatorial español se desvanecieron, y solo quedo susto y sorpresa. España era mía, y tenía que seguir igual. Era una locura

Más adelante, empecé a salir del infantilismo izquierdista, descubrí que el mundo era más complejo que el mito maniqueo de buenos y malos. No era todo tan fácil de catalogar. Entré dentro de la conspiranoia del globalismo (tiene parte de conspiranoico y de real) y descubrí que no se puede tener un proyecto de país, sin defender la unidad e integridad, y pervivencia en el tiempo, del estado. Entré dentro, espero, de lo que catalogaba Gustavo Bueno, izquierda definida, dejando atrás las tonterías e infantilismos de los indefinidos. 

Empiezo este blog ya con más conocimiento, dentro de todo lo que se puede tener a mi corta edad. Con ganas de cambiar o transformar la realidad, y sobre todo de dar, de forma reflexiva, mi opinión sobre como debería ser el mundo y más en concreto, como debería ser la izquierda. Con esta breve historia, la mía, comienzo el blog "Mitos y manías" 



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